En esta festividad lo más importante es el altar de muertos, el cual tiene una particularidad, que son dos arcos que, de acuerdo con su significado, son la entrada al cielo "por donde entran y salen las almas", y en donde cada uno de los extremos significa las diferentes etapas que vive el hombre: niñez, adolescencia, adultez y vejez.
Estos arcos se cubren con ramas de estribillo, limonaria o palmilla, posteriormente se adornan con flores de cempasúchil, con las que se hacen cadenas que son parecidas a rosarios, que son las cortinas de las puertas y representan elementos que purifican.
En el altar de muertos, que se tiene que poner en una mesa rectangular, también se ponen ofrendas, como tamales de zarabanda, propios de la zona, atoles de naranja, de piña, pan de muerto y más de la comida típica de la región para esta festividad.
Se colocan además velas, que son para alumbrar el camino; el incienso que es purificador del alma; sal para aquellos que no están bautizados, y algo que no puede faltar, los chiquilines, que son ofrendas para los niños, comida o dulces.
Otras de las tradiciones que tienen son la velación nocturna en las tumbas de sus seres queridos, como es el caso del ejido de Chalco, en Axtla de Terrazas, en donde las tumbas son arregladas de acuerdo a la ocasión, pues tienen flores, velas y ofrendas.
En dicho municipio se presentó de nuevo un ritual muy importante en torno a la celebración del Día de Muertos, como es el caso de Aguacatitla y Chalco en Axtla de Terrazas, en donde se efectúa el cambio de bastón de mando de fiscal, que es la persona encargada del panteón durante todo el año.
Esta es las tradición que de nuevo siguieron los potosinos que viven en la Huasteca, pero la cual se ha extendido a toda la entidad, en donde la gente aún respeta a sus muertos y festeja solemnemente a aquellos que abandonaron el mundo terrenal.
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